La vida de este personaje ha tenido sus malas rachas en diversas ocasiones. Una de ellas fue cuando tuvo un accidente de tránsito en 1967, con su primera esposa, resultando él, con graves lesiones en su pierna izquierda y dejando a su esposa muerta. A partir de ese incidente lo que comenzó como un favor hacia Santos Ocampo, se convirtió en una promesa que cumpliría el resto de su vida, ya que le pidió a Santo Domingo, que lo ayudará a caminar y le bailaría hasta que la muerte le quitara la vida, no como un favor, si no como la paga del milagro que su santo le otorgaría.
Otra de sus grandes tristezas fue perder a su segunda esposa, con quien procreó una hija, luego de que ella se desenamorara de él por completo.
Don Oscar Ruiz, nunca se imagino que sería uno de los personajes más populares de las fiestas patronales de Managua. Asumió el cargo de Cacique a la edad de veinte años en 1965 y desde entonces ha venido representado una tradición que resulta admirable conocer y apreciar. Lo que comenzó como un favor, se convirtió en una tradición que aun no quiere acabar y muchos menos olvidar.
En los agostos de cada año, don Oscar, deja de ser la persona callada, que no tiene problemas con nadie, que se mantiene en su casa al final de un callejón en el barrio Monseñor Lezcano, para transformarse en el personaje del Cacique Mayor durante dieciocho días, acompañando a Santo Domingo, bailándole, trayéndolo y llevándolo a la iglesia con fe y amor durante el transcurso de las fiestas.
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